El Caminante (Parte 2)


Un día, estando sólo en mi casa, decidí quedarme en silencio, pero no un cualquier silencio como es usual en el caso de la meditación, es un poco más profundo. Me ubique en mi viejo sofá en la sala de mi casa y me quede mirando al vacío en el más sepulcral de los silencios; pude escuchar los cantos de las aves, tanto en el amanecer como en el ocaso, la nada fue tal que podía escuchar mi propio ritmo cardíaco cada vez más lento. Empecé a cerrar los ojos lentamente hasta dejarlos en el fondo mas negro....

- Por fin un poco de silencio en tu vida no, Dante?.
- Hacia mucho tiempo que no te escuchaba, es que también mi vida a estado llena de mierda que lo único momento que puedo quedarme sin hacer absolutamente nada, es cuando no hay trago y estoy a mitad de quincena. Respondí.
- Pero que dices hombre, tu sabes que siempre estoy allí detrás de tu pobre conciencia, no estañaste a tu mejor amigo, al que nunca te a traicionado?
- Tu sabes que es difícil hacer contacto contigo, además simplemente desapareces cuando más te necesito y cuando no te requiero, siempre serás esa voz que susurra blasfemias al hombro.
- Pero hombre, hoy es diferente. Me invocaste para algo, es más, desde la última vez que te vi, tenías más porte.
- La vida me a castigado mi lujuria, mi apetito y mi mente, ahora ando decaído por que sigo sintiendo un sopor en mi alma. Por eso que yo mismo para responder lo que me hace falta.
- antes de darte un veredicto de lo que te hace falta, primero dime porque me invocaste...

Llevaba más de 20 días sin salir de mi horrible apartamento, estuve aburrido por que entre en una fase de la crisis del hombre adulto, llevaba 2 meses sin trabajo y vivía mantenido de una pensión de desempleo que me otorgo el estado (un milagro en este país), no tenía ganas de ir al Morgensten por lo mismo, encontrar a la misma plaga de siempre y vomitar palabras intentando cambiar a este país me pareció algo hasta grotesco.

Me había dedicado a hacer orden en mi casa y releer unas viejas novelas que tenía arrimadas en una esquina, entonces al ver que me empezaron a faltar víveres, emprendí mi viaje a algún almacén de cadena, cogí lo primero que encontré, me coloque unos audífonos al ritmo de Radiohead y salí de casa. Al salir note que la masa estaba particularmente callada, había un silencio extraño en el ambiente que tiñó de gris toda mi salida.

Al llegar al almacén el ambiente fue similar, compre mis víveres y me dirigí a mi sección favorita del almacén que es la sección de licores, al llegar compre un paquetes de cervezas y justo a mi lado había una chica, de estatura media baja; sus palabras rompieron el silencio.

- El día esta horrible, menos mal que el alcohol esta para acompañarlo a uno.
- Si es verdad, esta apenas para estar encerrado en la casa sin mucho que hacer. Respondí.
- Es cierto, dan ganas de disfrutar una película, aunque es algo aburrida verla sola.
- Por que lo dices, a caso no tienes a nadie que te haga compañía?
- Es algo complicado, el punto es que mi casa es una madriguera donde la única compañía que recibo son las moscas en la basura.

Quede atónito con semejantes palabras, pensé, como es posible encontrar a alguien así en semejante situación tan similar a la mía, por fin el cielo abrió sus rayos para iluminar a esta pobre alma.

- Mira como es la vida, estoy en tu misma situación. No te parece si vamos a un parque y tomamos algo?.
- Crees que soy tan inocente (Dijo en un tono amenazador y alzando la voz), se cuales son tus verdaderas intenciones. He visto millares de hombres que ven a esta alma como una oportunidad, todos son iguales....

Furioso por ese comentario respondí alzando igual la voz.
- Por que todas la mujeres que conozco se toman todo a la defensiva, es horrible como nos cortan a todos con la misma tijera...

Hubo un silencio de muerte después de lo que dije, pasaron unos segundos que se fingieron ser horas... A la final concluí.

- Queda en pie el plan de ir a ver una película??

********

Después de semejante escena decidios por ir al Morgersten a por un par de copas, optamos por bajar la guardia y conocernos el uno al otro, su nombre era Diana, era una mujer que no era la gran cosa si lo referimos a la apariencia física, pero dentro de su cabeza recorría un macrocosmos de pensamientos que me dejaba maravillado por su belleza.

Normalmente las mujeres que conozco rompen el hielo con un chiste o algo similar, ella me sorprendió con globalizacion y su influencia en el vodka que estábamos tomando, si bien se denotaba su corriente derechista de pensamiento, era abierta a cualquier tipo de corriente filosófica, política y económica, consideraba que no había diferencia entre alguien que vive en una vereda aislada en el Amazonas, a un político hospedado en el hotel Tequendama de Bogota, la única diferencia que veía era el tipo de comida que recibían todos los días.

Quede tan maravillado con que ni el alcohol que tomaba me permitía asimilar lo que estaba recibían mis oídos, el problema fue después de que íbamos por la mitad de la segunda botella de Vodka, sus ojos se inundaron de lagrimas, de esas cuando sientes que algo te falta en esta vida, ese tipo de lagrimas que solo brotan cuando perdiste parte de ti o un ser querido.

- Diana... te encuentras bien. Pregunte
- No!, no es nada, simplemente recordé algo que esta fuera de si, no me prestes atención a algo tan insignificante. dijo entre sollozos.
- No, en serio Diana, conozco ese tipo de lagrimas porque yo también las he derramado en el piso de algún Bar, se que hasta ahora nos conocemos pero creo que seria bueno que me comentaras el por que estas asi.
- Por favor Dante, no me hagas dañar esta velada tan hermosa que estamos viviendo, hacia mucho tiempo que no hablaba de este tipo de temas con alguien, la mayoría de gente que conozco son solo masas proletarias que solo piensan en si mismas y se toman Selfies en cualquier sitio.

Sabia que sin siquiera conocerla, era presa de un dolor que abruma el alma, que nubla el corazón y entorpece la mente, y entendía que hacer en este tipo de situaciones.

- Diana, por favor, podrías levantarte?.
- Que me vas a hacer Dante, no me hagas perder mi tiempo de esa manera, ademas a duras penas me puedo lev.....

Abrace ese frágil y pequeño cuerpo como si fuera la única persona en esta tierra capaz de consolarla, sentía la carga de sus sentimientos, entendía como podía reaccionar, y supe soportar semejante carga. ella rompió en sollozos apenas paso el minuto mas largo en mi vida, me abrazo el cuello y entre lagrimas me dijo algo al oído que descongelo mi minúsculo corazón apenas lo sentí.

-Siento el calor de tu alma, Dante.

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